El considerado como mayor salar del mundo se encuentra en Bolivia y es una meca para los amantes de la fotografía y la naturaleza. Te contamos cómo llegar, disfrutar y qué hacer en el Salar de Uyuni, la mejor aventura en Bolivia.
Viajar por Bolivia sin visitar el Salar de Uyuni es como dejarse caer por París sin visitar la Torre Eiffel. Este antiguo epicentro salinero ubicado a 3.600 metros de altura sobre el nivel del mar es uno de los lugares más inhóspitos del planeta. Un conjunto de lagunas que abarcan más de 10.000 km cuadrados salpicadas de flamencos, montículos de sal y colores imposibles nacidos de este paraíso en la Tierra. Además, el reflejo de las lagunas alcanza tal transparencia que el cielo se refleja en su cuerpo místico. Descubre todos los detalles para convertir tu excursión al Salar de Uyuni en una de las mejores experiencias viajeras durante tu viaje a Bolivia.
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¿Cómo llegar?
La vía más rápida para llegar al Salar de Uyuni consiste en tomar un autobús u otro medio de transporte desde la ciudad de Potosí, situada a 204 km, por lo que el trayecto dura unas 4 horas aproximadamente. En cualquier caso, también es posible partir desde las ciudades de La Paz o incluso la peruana Cusco. Sea cual sea el lugar de origen, todos los trayectos finalizan en el pequeño pueblo de Uyuni, la puerta del salar. Al llegar a Uyuni, podemos recrearnos con una visita por sus esculturas e iglesias, o bien darnos un festín en uno de sus restaurantes antes de iniciar la aventura.
Generalmente, las visitas hasta el Salar de Uyuni desde el pueblo se realizan en 4×4 y, a veces, enfrentando las zonas encharcadas que preceden al conjunto natural. Además, también pueden verse los camiones que transportan la sal en esta zona. La áreas de color más blanco se combinan con otras más áridas en las que, en algún momento, podremos avistar a las entrañables vicuñas, similares a las llamas y las alpacas. Este suele ser el mejor preámbulo a una visita a la salina que puede englobar hasta 3 días de viaje. Por ese motivo, recomendamos ir equipados con crema solar, calzado cómodo y agua, mucha agua, para afrontar las jornadas en este lugar inhóspito.
¿Qué ver en el Salar de Uyuni?
Isla de Incahuasi
Incahuasi, o Casa del Inca en quechua, es la isla más conocida del salar y se encuentra a unos 100 km del pueblo de Uyuni. Está habitada por cientos de cactus que pueden alcanzar hasta los 10 metros de altura y ofrece rutas que permiten obtener panorámicas de infarto de la salina.
Cementerio de Trenes
Tras la llegada de los españoles se construyeron numerosas vías con motivo de la actividad minera de la zona. Con el tiempo, los trenes que llegaban de Uyuni dejaron de transitar, dando como resultado este actual cementerio de trenes ideal para tomar esa preciada foto de Instagram.
Colchani
Este pueblo que vive de la sal se ubica en uno de los extremos del salar y supone la mejor ventana a los locales y la manera artesanal de procesar este material milenario. Por ejemplo, podrás ver los cientos de cónicos montículos blancos que se acumulan en muchos rincones de la zona.
Lagunas
Visitar el Salar de Uyuni implica enlazar diferentes salinas y espacios naturales donde los flamencos moran con los picos nevados de fondo. La Laguna Hedionda recibe este nombre por el olor a azufre que emana de sus aguas, mientras que la Laguna Colorada se revela como una de las más bellas de la zona, con su tonalidad roja procedente de sus diferentes tipos de algas.
¿Cuál es la mejor época para viajar al Salar de Uyuni
El mejor momento para visitar el Salar de Uyuni es el mes de abril, ya que las temperaturas son mucho más suaves y las precipitaciones son escasas. En cualquier caso, si buscas hacer la típica foto del cielo reflejado en el salar, la mejor época para hacerlo es entre los meses de diciembre y abril.
Si estás buscando la mejor aventura en la salina más grande del mundo, en Horizonte Paralelo te contamos las mejores opciones para disfrutar de este viaje que combina todos los valores de nuestra agencia: respeto por el medio, conocer lugares alejados de los circuitos turísticos y potenciar los lazos con la población local.
Vive Bolivia
Un libro: Aluvión de fuego – Óscar Cerruto
Una canción: Enriqueta Ulloa – La Bandeñita
Una película: También la lluvia
Un plato: Chairo paceño