Cuando se construyó este edificio, Beijing ya era la capital del Imperio. Por su estructura y fachada, seguro que piensas que estoy confundido y que el edificio debe estar en el Tíbet, pero no lo estoy. Se localiza en la provincia de Hebei, a unos 260 kilómetros al noreste de Beijing.
Yo también me he dado cuenta. Se parece al Palacio Potala de Lhasa (Tíbet) pero más chiquito. De hecho, se llama Templo Putuozongcheng (en tibetano), aunque los chinos lo conocen como小布达拉 (Xiao Budala, recuerda que “xiao” significa pequeño).
A unas tres horas por carretera desde Beijing (también se puede llegar en tren), este edificio se empezó a construir en 1.767, durante la dinastía Qing (1644-1912), y fue um regalo de aniversario para el Emperador Qianlong en el año 1.771 (un siglo después de la construcción del Potala).
El Templo fusiona la arquitectura de estilo han con la tibetana y sirvió como lugar de reunión con enviados de las minorías étnicas de todo el Imperio, para la celebración de ceremonias budistas y practicar la caza en los alrededores.
En el templo, designado Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1.994, puedes encontrar monjes budistas realizando sus plegarias, motivos tibetanos y los rodillos giratorios de oración. Fíjate también en los detalles, principalmente en los colores. El blanco y el rojo del edificio. El verde y el dorado de las decoraciones. El azul del cielo y esas banderas multicolores que tanto abundan en el Tíbet. En el interior de los salones hay adornos de bronce y oro.
El Palacio de Verano, también era un lugar de descanso para los Emperadores, pero la capital china, es una ciudad verdaderamente calurosa en los meses estivales, por eso, en 1.703, el Emperador Kanxi fue el primero en escoger Chengde como residencia de verano. Fue una buena elección porque cuentan los chinos, que este punto es el más fresco de los alrededores de Beijing. El complejo turístico, uno de los más grandes de China, con un área de 220.000 kilómetros cuadrados, se dividía en tres áreas: lagos, colinas y llanuras. Hasta allí se desplazaba con todo su séquito para descansar cerca de las montañas. Te lo puedes imaginar.
Escrito por: Juan Salvador Martínez Jiménez
OFERTA de viaje a China.