Con un 53% de área protegida, Eslovenia se consolida como uno de los países más sostenibles de Europa. Un potencial que lo convierte en paraíso natural para los amantes de los picos nevados, bosques infinitos y ríos cristalinos. Así es Eslovenia, la última joya del ecoturismo.
El pulmón verde de Los Balcanes
El que fuese uno de los lugares favoritos de los antiguos imperios romano y astro-húngaro, y primer país de Los Balcanes en independizarse tuvo muy claro desde el primer momento su cometido: conservar su entorno a toda costa.
Durante los últimos años, Europa ha puesto sus ojos en este paraíso situado entre Croacia, Italia, Austria y Hungría donde el proyecto EDEN, comisionado por la Unión Europea, ha resaltado desde la inclusión de este país en la Eurozona en 2007 su potencial ecológico.
A su vez, la institución Bandera Azul protege sus costas y el FLOR se encarga de difundir los alojamientos ecológicos que han convertido Eslovenia en un refugio sostenible gracias a sus granjas y casas sostenibles.
Un pulmón a cuya mitad oeste nos asomamos en busca de contrastes, dragones y verdor, mucho verdor.
Roca, pinos y agua
Nuestra visita comienza en la capital de Eslovenia, Liubliana, ciudad romántica y acogedora cuyo punto de partida nace en la plaza Preseren, donde el bullicio y la presencia de la iglesia de la Anunciación, de color rosa, presiden el corazón de este ciudad de no más de 270 mil habitantes.
En Liubliana se dan cita catedrales cristianas como la de San Nicolás, con sus cúpulas azules, fuentes barrocas salpicando cada uno de sus recodos y una tranquilidad que adquiere mayor dimensión al encaramarnos a un castillo desde el que contemplar los tejados nevados de la ciudad.
De fondo, el rumor de los corazones alegres adormecidos por las corrientes de un río Ljubljanica socavado de cuevas subterráneas, adorado por los poetas y vigilado por la estatua del Puente de los Dragones, la bestia favorita de los eslovenos.
A falta de montar en uno de ellos cual Khaleesi en Juego de Tronos, la ruta pasa por una visita hacia el norte del país desde su capital, donde los Alpes Julianos albergan entre sus cumbres nevadas el pico más alto del país: el Monte Triglav, el cual a su vez engloba un parque natural homónimo.
En este laberinto de pendientes y cascadas encontramos el Valle de los 7 lagos, entre los que destacan el Nohinj, el más grande de Eslovenia, o la estampa más icónica, el pueblo de Bled y el lago del mismo nombre en cuyo corazón se despliega una isla de colores y castillos desde la que contemplar todo el valle.
Ideal para los amantes del trekking, a nuestro paso por los contrastes de los Alpes Julianos comprobaremos la tranquilidad de sus cumbres, los valles verdes, las cascadas celestes y la tranquilidad de unos pueblos que trazan la ruta hacia el oeste del país.
Colmada de cuevas en las que en otro tiempo debieron vivir bestias y una costa protegida en la que los tejados rojos contrastan con el azul del Adriático.
Bueno