Etiopía, la cuna del café
Nombrado como mejor destino turístico de 2015 por el European Council of Tourism, sede de nueve patrimonios de la Unesco y antigua escala exótica del Imperio Romano, el país más atractivo del Cuerno de África despierta a un panorama turístico ansioso por surcar sus volcanes coloridos y antiguas ciudades. ¿Nos acompañas a Etiopía?
Etiopía es uno de los pocos países africanos que nunca han sido conquistado, lo cual se traduce en una nación orgullosa de si misma, cálida con un turista para el que el punto de partida será la capital del país, Addis Abeba.
El aeropuerto más grande de África del Este, el Bole, marcará nuestra entrada en una ciudad salpicada de taxis azules y blancos, calles estrechas y un conglomerado arquitectónico en el que no faltan mezquitas, iglesias católicas y hasta una residencia papal aderezada de palomas gigantes.
Addis Abeba es una ciudad para perderse, admirar su evolución en Meskel Square y regatear en un Merkato en el que las mujeres cargan cestas de fruta, las carpas de colores contienen el bullicio y los niños se entremezclan con los burros. Un punto ideal para entrar en contacto con la población local y tomar impulso antes de asomarnos al resto del país.
Los amantes del café encontrarán en la región de Kaffa, a seis horas al oeste de la capital, un plantel de granjas en las que degustar el origen de una de las bebidas favoritas de Occidente.
Aprovechando la estancia, nada mejor que dirigirnos al sur y zambullirnos en la naturaleza del Nechisar National Park, un cruce entre sabana, humedales y bosques que se extiende hasta el lago Victoria. Finalmente, llegaremos al desértico Paisaje Cultural de Konso, nombrado patrimonio de la Unesco y formado por diversas casas tribales adaptadas al medio, como supervivientes de un páramo desolado.
Por su parte, el norte de Etiopía aglutina el gran encanto cultural del país. Partiendo de Addis Abeba alcanzamos Lalibela, un conjunto de 11 iglesias situadas a 12 metros sobre el nivel del mar que se caracteriza por la presencia de cruces y edificios tallados en la piedra. Un espectáculo que data del siglo XII y se convierte en la segunda ciudad santa por detrás de Axum, situada en el extremo norte, no lejos de Eritrea.
Axum simboliza el corazón de la Antigua Etiopía, con sus restos de castillos, tumbas y obeliscos bajo los que muchos emperadores fueron coronados aún tras la decadencia de la ciudad, alrededor del siglo XIII. Un entorno épico prolongado por la existencia de la cercana Fasil Ghebbil, en la región de Gondar, una antigua ciudad amurallada de influencias árabes, hindús y barrocas.
Esta se enclava en el majestuoso Simien National Park, escenario tallado en la Meseta etíope y conquistado por la niebla, los cedros y los babuinos solitarios.
De regreso a la capital, nos toparemos con una tierra que ruge, como una especie de Mordor etíope. Se trata de Dallol, un cráter volcánico excavado en la Depresión de Danakil cuya erosión a causa de los depósitos salinos le otorga una paleta de colores psicodélicos que le ha valido el designio de lugar más caluroso del mundo.
Un título más para uno de los países más prometedores del continente africano y, en concreto, de un Cuerno de África que comienza a abrirse al turista.
Escrito por Alberto Piernas
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