Considerado como uno de los pueblos más bonitos del mundo, Chaouen supone la fantasía azul que vinimos a buscar en las montañas de Marruecos.
Mientras el autobús avanza por las montañas del Rif marroquí, a lo lejos se vislumbra una mancha azul entre tantos tonos ocres. Te frotas los ojos, quizás sea un espejismo. Hasta que cruzas varias calles y penetras en el casco antiguo de Chaouen y sus calles pintadas de azul.
Muchos son los relatos que alimentan el origen de este color: algunos aseguran que procede del deseo de sus antiguos habitantes por abrazar el cercano mar Mediterráneo, otros porque este color espanta a las moscas, y la población judía señala que fue pintado así como forma de evocar el cielo, concepto muy presente en su religión. Historias que hoy flotan entre calles costumbristas, gatos posados en las ventanas, ropa de colores tendida sobre una pared color índigo y tantas formas de perderse como sucumbir a la mejor fantasía cromática. Te contamos qué ver y qué hacer en Chaouen, el pueblo azul de Marruecos.
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Callejear entre calles azules
En Chaouen no siempre debemos guiarnos por una serie de atracciones a visitar. Aquí el placer consiste en perderse por su Medina y bucear por una acuarela de azules que siempre revela una nueva estampa: portales entreabiertos, locales amables, escaleras estrechas que conducen a un patio lleno de maceteros, o un color que adquiere tantas formas como sensaciones. Como curiosidad, descubrirás que muchas calles del pueblo tienen nombre en español, ya que Chaouen fue territorio de España hasta 1956.
Lavaderos de Ras-el-Maa
Si decides ascender hasta el Mirador de Bouzafar, tanto a la ida como a la vuelta podrás seguir el rastro del Río Grande (Oued el Kebir), el cual revela imponentes cascadas donde incluso se ha instalado la terraza de un bar donde poder tomar un zumo de naranja recién exprimido mientras el murmullo del agua os envuelve. Sin embargo, una de las mejores experiencias al descender junto al cauce reside en la presencia de los antiguos molinos utilizados para regar los huertos y los lavaderos anexos al río donde las mujeres aún hacen la colada.
Ver la Gran Mezquita
Camuflada por los mismos colores azules de la Medina y ubicada también en la Plaza Outa-el-Hammam, la Gran Mezquita de Chaouen es otro de esos monumentos imperdibles durante tu visita. Aunque no es la mezquita más impresionante de Marruecos ni se puede visitar por dentro, sí resulta un lugar pintoresco, con su minarete octogonal apuntando al el cielo desde su construcción en el siglo XV.
El Mirador de Bouzafar
Otro de los recorridos obligados durante tu visita en Chaouen consiste en subir por las calles de la Medina hasta alcanzar el Mirador de Bouzafar a través de un sendero agreste. La recompensa, más allá de perderse entre las estampas más costumbristas del pueblo, consiste en obtener una panorámica de ensueño de Chaouen, especialmente si acudimos al atardecer.
Plaza Outa-el-Hammam
Todos los caminos de Chaouen finalizan en la plaza más importante de la localidad, donde las conversaciones de los locales se entremezclan con el bullicio y los viajeros. Un lugar de encuentro ideal para hacer un alto en el camino, visitar las tiendas de jabones típicos o tomarse un té a media tarde – para comer o cenar encontrarás otras propuestas menos turísticas y de mayor calidad en otras zonas del pueblo-. Otro gran icono que no puedes perderte en esta plaza es su Alcazaba (o Kasbah), mandada a construir por Muley Ismail a finales del siglo XVII y que hoy engloba la majestuosa fortaleza amurallada, varios jardines y un museo etnográfico.
Perderse en la artesanía de Chaouen
Cuando penetramos entre las calles azules descubrimos numerosas tiendas donde poder adquirir artesanía típica de Chaouen. Los tejidos chaueníes reflejan la tradición de la cultura local a través de extensos procesos de hilado de lana, además de poder adquirir jabones típicos, sombreros, alfombras y otros muchos obsequios que convierten este lugar en un paraíso de las compras.
Llegar hasta las cascadas de Akchour
La mejor excursión desde Chaouen alcanza el Parque Nacional de Talassemtane, cuna de naturaleza dadas las abundantes lluvias de esta zona del Rif. Un edén donde moran hasta casi 800 especies vegetales, ejemplares de bosque mediterráneo, animales tan curiosos como el macaco de berbería o, especialmente, las famosas cascadas de Akchour. Una caída de agua – muy fría, avisamos -, ideal para recalibrar los sentidos antes de proseguir tu viaje organizado por Marruecos con Horizonte Paralelo.
No dejes escapar la oportunidad de visitar los lugares más increíbles en Chaouen.
Vive Marruecos
Un libro: Historias de Marrakech – Mahi Binebine
Una canción: Second Aqlal – Moqaddem Mohammed Ben Salem
Una película: Casablanca
Un plato: Cuscús