¿Puede ser un cementerio alegre? En un pueblo de Rumanía esto es posible, porque todo lo que encuentras en el Cementerio Alegre de Sapanta lleva un tono de simpatía y parece desafiar la muerte (y digo esto porque en la cultura rumana la muerte es un tema serio y solemne). Situado en la zona de Maramures, o como dicen allí, «donde se cuelga el mapa en el clavo», este lugar, único en el mundo, te invita a ver otra cara de un tema considerado tabú en todas las culturas.
Todo lo relacionado con este cementerio, llega a sorprender a cualquiera, no importa de dónde venga. Para empezar, está situado en el centro del pueblo, lo que significa que donde sea que vayas tienes que pasar por al lado, y eso que normalmente los cementerios se construyen en las afueras del pueblo. Lo siguiente es que con solo echarle un vistazo tu mirada se te alumbrará gracias a los colores que lo componen y si te pones a leer lo que está escrito en las lápidas, es muy difícil no esbozar por lo menos una sonrisa.
Hablar con ironía sobre la vida del difunto, no es algo muy normal, y menos aún que lo hagas en público. Exactamente esto es lo peculiar del lugar. El cementerio fue creado por Stan Ion Patras en la década de los años 30 y hasta su muerte, fue creando lápidas en su estilo característico. Están fabricadas de roble tallado y además de sus colores vivos, «azul de Sapanta», están personalizadas con una escena de la vida de la persona fallecida y con un pequeño epitáfio en un tono humorístico. Para ser aún más animados, la mayoría están escritos en primera persona y con colores fuertes como rojo, amarillo, blanco o verde, pero hay también otros contados por personas clave de la vida del enterrado.
“Bajo esta pesada cruz, Descansa mi pobre suegra
Si hubiera vivido tres días más, Yo sería el muerto y ella leería esta cruz
Vosotros, que por aquí estáis pasando, Intentad no despertarla por favor
Porque si ella vuelve a casa, De nuevo me criticará
Pero voy a comportarme bien, Que ella no va a volver
Quédate aquí, mi querida suegra”
Hoy la tradición se mantiene y Dumitru Pop Tincu, es el que se encarga de que esta parte de la cultura del lugar no se pierda. Hay más de 800 lápidas que presentan escenas simples, pintadas en una forma pueril, pero que al final logran sacarle una sonrisa a cualquiera.
Escrito por: Anca-Mihaela Dragomir
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Jamás hubiera pensado que existieran cementerios tan coloridos, y menos tan simpático como este.
¿Sabéis si más países tienen cementerios así?