Seres humanos privados de su propia libertad, sin capacidad para decidir sobre su propia vida, pasaron a millares por la isla de Gorée, (en español, Gorea). Pero hoy este enclave de apenas 17 hectáreas es mucho más que su pasado esclavista. Te explicamos su presente para que descubras todo su encanto.
Siniestro pasado de la isla de Gorée
Esta pequeña isla situada a solo 15 minutos en barco de Dakar, la capital de Senegal, fue el lugar de trabajo de hasta 29 casas de esclavos en su momento de apogeo. La primera de ellas fue construida en el siglo XVI por parte de los portugueses. La última, en 1776 por los holandeses. La esclavitud fue abolida por los franceses en 1848, aunque el tráfico de personas continuó en esta isla hasta finales del siglo XIX.
En la isla de Gorea aún se puede visitar la Casa de los Esclavos, una edificación convertida en museo para no olvidar aquellos siglos de auténticas atrocidades.
Durante casi 4 siglos, esta isla se convirtió en el macabro lugar de tránsito de unas 20 millones de personas que fueron vendidas (cuando no morían por enfermedades o inanición) como esclavas para Europa y América.
Muy pocas veces en la historia de la humanidad se concentró tanto horror en un espacio tan pequeño.
Presente tranquilo de esta isla senegalesa
A pesar de contar con un pasado tan oscuro, hoy esta isla brilla por ser un lugar de gente tranquila, calles sin coches, casas multicolores y niños jugueteando a la sombra de los árboles. De hecho, actualmente es un enclave perfecto para los aficionados a la fotografía, pues está repleta de color y rincones con encanto.
Lo primero que se encuentra el viajero al llegar a Gorée en Senegal es la batería cañonera del Fuerte d’Estrées, construida en el siglo XIX por los franceses para defender el puerto de Dakar. Además, el trotamundos también puede disfrutar de vistosos y pintorescos templos (una mezquita y una iglesia) y una playa de arena clara con coloridos cayucos de pesca de los habitantes de la zona.
Otra de los encantos de la isla lo constituye el Mercado de Artesanía, separado de la fortificación del Castel de Saint Michel por los 200 metros del Paseo de los Baobabs.
Todas las calles de la isla son de arena, por lo que los coches, inexistentes, no tendrían ningún sentido.
La mayor parte de los viajeros pasan por esta isla durante un día, volviendo a Dakar por la tarde.
Sin embargo, quedarse durante una noche en esta pequeña isla y conocer a sus gentes es una experiencia inolvidable y enriquecedora.
Como ves, la isla de Gorée es mucho más que su pasado: es un presente tranquilo y un futuro sostenible. ¿La conocías? Si no es así, recuerda que puedes descubrir nuevos destinos con solo suscribirte a nuestra newsletter. ¡Tu ansia aventurera lo agradecerá!
Vive Senegal
Un libro: El libro de los secretos – Boubacar Boris Diop
Una canción: Fondinke – Touré Kunda
Una película: Mooladé
Un plato: thiebou dyenn