Desayuno.
Chaouen es un tesoro para compaginar la visita cultural con un paseo por sus callejuelas estrechas, disfrutando de sus múltiples bazares y tiendas, saborear sus platos típicos como la pastela, el cuscus, el tagine… y de un té en la azotea de la plaza central.
Además, podemos ir más allá y perdernos por los alrededores del pueblo a través de una caminata por el alto Atlas que desemboca en riachuelos y cascadas.
Será un día completo a vuestro aire en Chaouen, entre las calles y jardines de la medina. Y aunque la Gran Mezquita Tarik-Ben-Ziad y su muralla de once torres almenaras suponen fascinantes atracciones, aquí el truco consiste en dejarse llevar por sus calles color añil.
Descubrir estampas cotidianas entre ropa tendida y calles de azul infinito, disfrutar del bullicio de su plaza o adentrarse en sus tiendas de jabones.
En Chaouen, el color es la respuesta.
Alojamiento en Chaouen.