Entre escarpados barrancos, cascadas mágicas y bosques de cuento nacen los mejores viajes de aventura del mudo.
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Islas Galápagos (Ecuador)
El mismísimo Darwin ya quedó una vez sorprendido por las islas Galápagos, ubicadas a 1000 km de la costa de Ecuador.
13 islas de ensueño acariciadas por la línea ecuatorial de la que emanan nuevas especies naturales simplemente fascinantes: desde tortugas marinas hasta cormoranes e iguanas, leones marinos, tiburones martillo y pingüinos, la principal aventura de conocer las Galápagos supone adentrarse en un particular “mundo perdido”.
Sapa (Vietnam)
Tras unos días de visita en la capital de Vietnam, Hanoi, una de las opciones más recomendables consiste en tomar un tren nocturno a Sapa. Tapizada de arrozales, ríos y montañas esmeralda, esta zona de la provincia de Lào Cao, al noroeste de Vietnam, supone una total inmersión en la cultura más acestral y auténtica: las aldeas habitadas por las etnias Hmong o Xa Pho, la belleza de las cascadas Thac Bac, o ascender hasta el mirador de la montaña Fansipan evocan la mejor aventura de turismo activo.
Ascenso al Kilimanjaro
Subir a lo alto del monte Kilimanjaro, el pico más alto de África con 5.895 m de altura, supone una de esas experiencias inolvidables. Generalmente, la expedición dura 10 días si se realiza la ruta Machame, una de las más interesantes debido a su encanto panorámico y la posibilidad de realizar un campamento en cada uno de los tramos. El inicio de éste, uno de los mejores viajes de aventura, parte de la cara sur occidental de Kilimanjaro, se prosigue a través de la cara sur de Kibo y finaliza con la ruta Mweka hasta alcanzar la cumbre Uhuru. Lo que viene después, no podríamos describirlo con palabras.
Monte Toubqal (Marruecos)
Con 4.167 metros de altitud, el monte Toubqal supone una de las ascensiones más fascinantes de todo el norte de África. Una ruta única que surca pueblos nómadas, valles cuyo silencio tan solo es interrumpido por ovejas y cumbres donde perder la percepción del tiempo y el espacio.
Si además puedes complementar la aventura con unos días en la dinámica Marrakech, mejor que mejor.
Islandia
Islandia nunca decepciona cuando hablamos de viajes de aventura. Aislado del mundo y custodiado por glaciares, geýsers y playas volcánicas, el país nórdico engloba un sinfín de experiencias: el glaciar Vatnajökull, el tercero más grande del mundo, las cascadas épicas de Godafoos, o la clásica expedición a la península Snaefells, donde volcanos dignos de Julio Verne y manantiales humeantes rugen entre panorámicas dignas de otro planeta.
Lago Atitlán (Guatemala)
Tras una visita a la ciudad colonial de Antigua, comienza uno de los mejores viajes de aventura del mundo a las entrañas de Guatemala y uno de sus grandes iconos: un lago Atitlán definido una vez por el cronista del siglo XIX John L. Stephens como “el espectáculo más espléndido que había contemplado”. De origen volcánico, este lago nacido hace 85.000 años alberga el pintoresco pueblo de Panajachel, de gran encanto hippie, pero especialmente los tres volcanes que lo protegen: Atitlán, San Pedro y Toliman, la trinidad ideal para madrugar, iniciar una ruta de trekking y contemplar un amanecer capaz de transportarnos a los tiempos mayas.
Desierto de Wadi Rum (Jordania)
Visitar Petra, la Ciudad Rosa de los nabateos, supone una de las mayores experiencias al visitar Jordania y el perfecto preámbulo al desierto de Wadi Rum. Escenario de la saga Star Wars, este desierto de encanto cósmico alberga diferentes dunas y barrancos entre los que realizar varias rutas de turismo activo, ya sea a pie, en camello, 4×4 o quad.
Valle de Soca (Eslovenia)
EsLOVEnia es todo lo que podemos pedirle a un destino de turismo activo y sostenible: no solo se trata de uno de los países con mayor área natural protegida, sino que alberga los Alpes Julianos, el escenario perfecto para iniciar una ruta de trekking inolvidable. La aventura comienza en el lago Bled, digno de cuento europeo, y prosigue a través del Valle de los Siete Lagos, tapizado de pinos y senderos; o los secretos del valle del Soca bordeando el Monte Triglav, el más alto de toda Eslovenia. Como desenlace, nada mejor que terminar entre miel orgánica y viñedos centenarios en Goriska Brda, zona conocida como la “Toscana eslovena”.
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Escrito por Alberto Piernas Medina.
